viernes, 10 de agosto de 2012

Propósitos

A continuación veremos cómo desde épocas antiguas resultan opositores de las corridas de toros, subrayando los propósitos y aquello que los mueve para prohibir tal práctica.

Para 1567, el Papa Pio V emitió la bula “De Salutatis Gregis Domici”, debido a la crueldad de las corridas de toros, la cantidad de muertos heridos y lisiados que provocaba, en éste prohibí­a los espectáculos taurinos celebrados en Italia. Sin embargo a pesar de voluntad, la bula no se hizo pública en España y a la muerte de Pio V, Felipe II presiono a su sucesor Gregorio XIII para que promulgase “Encíclica Exponi nobis, cuyos términos no dejan de ser curiosos: levanta a los laicos la prohibición de asistencia a las corridas. (…)
Declaraciones como las del Cardenal Gasparri, secretario de Estado del Vaticano, quien en 1920 escribía a la S.P.A. de Tolón: ‘La Iglesia continúa condenando en alta voz, como lo hizo la santidad de Pío V, estos sangrientos y vergonzosos espectáculos’.” [1]

“Ya como espectáculo moderno, en el siglo XVIII, las corridas de toros han sido polémicas y han sufrido críticas e incluso prohibiciones. En el año 1700 la nueva dinastía llegada a España, los Borbones, y en general la aristocracia afrancesada, despreciaba estos espectáculos por considerarlos indignos y propios del populacho, por lo que Felipe V prohibió su ejercicio a sus cortesanos en 1723. (…)
Carlos III, influido por el Conde de Aranda, prohibió las corridas de toros en 1771. El pueblo, sin embargo, hizo caso omiso, y siguió entregándose con entusiasmo a las nuevas figuras del toreo.

Todos los gobernantes posteriores intentaron prohibir las corridas: Carlos IV volvió a hacerlo en 1805.”[2]

En Inglaterra fueron repetitivas las bull-baitings, “peleas entre perros y toros o mutilación de toros por seres humanos. Estas prácticas fueron prohibidas en 1824 y el mismo año se fundó The Royal  Society for the Prevention of Cruelty to Animals.”[3]  Como resultado de la Ilustración en Inglaterra, los ilustrados siempre se opusieron a la tortura pública a animales como a personas, por lo que no estuvieron de acuerdo con las corridas.

“Tras la Guerra de la Independencia, a lo largo del siglo XIX, surgía con frecuencia en el Parlamento español el debate de la prohibición. La última vez fue en 1877, cuando el Marqués de San Carlos propuso a los diputados la prohibición de las corridas de toros. Se rechazó la propuesta pues se consideraba que sería demasiado impopular.”[4]


Actualmente colectivos contra el maltrato animal de Alemania, México y España protestan contra el sufrimiento de los toros durante fiestas celebradas en diferentes localidades, al mismo tiempo que jóvenes del movimiento antitaurino en Medellín que están en total desacuerdo con que las corridas se sigan presentando como arte o cultura, por lo que luchan para detener la destrucción de la vida animal.

Como resultado de lo anterior hablamos de la anti tauromaquia, lo que se conoce como el rechazo al acto de hacer corridas de toros. Los argumentos de sus defensores han cambiado según la historia y justificaciones: religiosas, morales económicas, políticas y culturales, pero, su objetivo sigue siendo el mismo, el abolir las corridas de toros, consideradas como una práctica de crueldad que atenta contra los derechos de los animales, en este caso de los toros, puesto que hay un maltrato e irrespeto hacia su vida o supervivencia, sumando a ello el que su muerte es lenta y dolorosa.  Se trata entonces de reivindicar los derechos de los animales a través de la abolición de este tipo de eventos. 

A abolir las corridas de toros y reivindicar los derechos de los animales los propósitos del movimiento antitaurino se extienden a defender y difundir tales derechos, denunciar el abuso y maltrato de los animales, promover y participar en marcos legislativos apropiados, presionar a través de acciones de protesta, campañas de información y concientización, y editar publicaciones y material de sensibilización.



No hay comentarios:

Publicar un comentario