Éste permite entonces retomar una dualidad existente en los movimientos sociales antes no apreciada por las perspectivas que hacen lecturas de dichos movimientos. La estructura y la acción. “Así, por un lado permite comprender el sentido que los actores involucrados en ciertas acciones colectivas atribuyen a éstas y como impactan y modifican ‘sus posiciones’ y sus ‘historias’ la dinámica de la red del movimiento; pero también, por otro lado, la forma en que los arreglos institucionales que surgen del movimiento y fuera de él, en redes mucho más amplias, constriñen y habilitan esas mismas acciones, identidades y posiciones”[1]
Es
así, como podemos evidenciar como el movimiento antitaurino ha surgido a través
de la movilización ecologista, siendo este el que repercute y ha dado pie a
múltiples manifestaciones en el mundo en contra del maltrato animal. Así, como
podemos visualizar entonces un tejido social existente en esta manifestación,
la cual toma fuerza por la recurrente inquietud del ser humano por el ambiente
y todo lo que esto implica; por lo tanto aunque los manifestantes se encuentren
bajo el mismo ideal y perspectiva estos se sitúan en distintos ámbitos, sin
ignorar el vínculo que se teje entre estos movimientos. Un ejemplo de esto es,
la revolución de la cuchara, el movimiento antitaurino, el ecologista, por el
medio ambiente, entre muchos otros.
De
igual manera cabe decir que el movimiento antitaurino no solo se expande entre
sus participantes, también inquietan a las personas que no se vinculan a éste
por medio de sus manifestaciones en los diferentes escenarios y con la
multiplicidad de sus acciones.
Otro asunto que es importante mencionar es la relevancia que toma hoy por hoy las TIC como medio de comunicación para los movimientos sociales debido a su rapidez y alcance para los participantes, estas permiten una propagación, integración eficiente y estratégica entre los mismos. Todo esto, ha incidido en el aumento de las formas de movilización, participación, interacción, acceso a la información, la provisión de recursos, las afiliaciones individuales y las ramificaciones entre los movimientos sociales.
Del mismo modo, estas herramientas informáticas han
permitido al interior de dichos movimientos una tendencia a la horizontalidad,
es decir menos jerarquizadas, debido a que todos y todas sus participantes
pueden tener acceso a mucha información no teniendo que remitirse a sujetos que
cumplen el rol de cabeza de dichas movilizaciones, en pocas palabras estas se
tornarían menos centralizadas.
Para finalizar, “la noción de red es entonces cada vez
más recurrente en la comprensión de los movimientos, dado que permite interpretar
el éxito de una gran cantidad de luchas e insurrecciones locales que al estar
articuladas a redes transnacionales de defensa (Keck y Sikking, 2000), de
resistencia contra hegemónica (Escobar, 2005) o a activismos cosmopolitas
Tarrow (2000), logran mejores efectos de corto y mediano plazo en sus campañas
de movilización. Estas redes permiten reconocer que algunos movimientos o
coaliciones locales de defensa, ya sea de los derechos humanos, del
medioambiente, de las luchas antiglobalización, trascienden las arenas de
acción y decisión política nacionales.[1]
[1] http://revistaprospectiva.univalle.edu.co/prospectiva14/pdfs/La-prespectiva-relacional-y-el-enfoque-de-redes.pdf.
Consultado el 6 de Agosto de 2012
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